Monday, March 27, 2006
El camino de toda carne, o la literatura infanto juvenil
Como la contracepción, como los profilácticos, la literatura infanto-juvenil es tanto mejor cuanto más imperceptible. Es decir, cuanto menos se nota que fue escrita por adultos moralistas para la edificación de niños y adolescentes a quienes se supone tan dóciles como despistados. No es el caso The Watcher (New York: Atheneum, 1997), el libro de James Howe que resulta difícil llamar novela por su trama evanescente y entresoñada. Son 173 páginas muy contemplativas. En cada una de ellas el autor hace honor a su título. Siempre hay verbos que denotan la acción de mirar, y hasta de vigilar. Los personajes miran, ven o no ven, son observados, y, las más de las veces, son ninguneados por ojos que buscan horizontes que no están, nunca, muy cerca.
La historia central de The Watcher es la que leímos una y otra vez en los 1980s, a la mejor manera de Family Dancing (1985) de David Leavitt. Todas las familias que parecen más felices son las más desgraciadas. Cuando tus papás se divorcian, te encerrás a solas con un solo juguete: tu fantasía. Una fantasía llena de pijamas con dinosaurios y arenas movedizas, mientras en la televisión encendida un terráqueo agoniza en un film de ciencia-ficción. O, si tuviste suerte, y tus padres fueron buenos antes de divorciarse y separarte del hermanito que tanto les habías pedido, tu fantasía será alimentada con libros de James Howe. Porque The Watcher es la primera novela que Howe escribe para adolescentes, después de más de 50 títulos dedicados a los niños. En la vejez, Howe nos regalará su opus posthumum, una historia de adulterio alcohólico y suburbano para adultos a secas, una especie de versión hardcore de The Watcher. Sin embargo, por una confirmación quizás involuntaria de las teorías de los evolucionistas victorianos, en The Watcher quedan atavismos, restos fósiles del pasado de Howe como literato infantil. En cursiva, intercalada con la historia principal, hay otra, a veces escandida como si estuviera en verso, "demasiado fuerte / demasiado mágica / como para que alguien la resista" (p. 82).
La literatura infanto-juvenil (o para adultos jóvenes) cumple una nítida función social. Proporciona a las y los enseñantes de esa escuela tan verdaderamente media un conjunto de textos que no requieren ninguna explication de texte. Los y las adolescentes pueden ser obligados a leerlos, y cuando digan "no entiendo" siempre los vamos a castigar, porque están diciendo una mentira. En la literatura infanto-juvenil se entiende todo. Hay que reconocer que The Watcher es de lectura más fácil que El Poema de Mío Cid, El Lazarillo de Tormes, El Matadero, El Capitán Veneno, e incluso que El frasquito, Sebregondi retrocede, El Entenado o Plata Quemada, esos nuevos clásicos instantáneos de las escuelas secundarias argentinas. Hay que decir, también, que, a pesar de tantas facilidades, ni siquiera The Watcher quedaría huérfano de explicaciones: son las que demandan su contexto norteamericano, su esplendor de clintonismo y boom económico. La ficha del libro destinada a la Biblioteca del Congreso de Washington nos revela todo sobre los propósitos de Howe: Catalogar bajo "Family Problems, Fiction" y "Beaches, Fiction". La comparación se vuelve ineludible, y demuestra que las obras de autores infanto-juveniles argentinos son difíciles de sustituir (y aquí, como en todo lo infanto-juvenil, los rosarinos se han destacado).
Javier de Pablo
3 comments:
mmm, Howe tiene una cara de gay, yo a mis hijos no pienso darle un libro escrito por este sujeto
Se podrá saber quién cuernos es Javier de Pablo. Suena a invento, no seancobardes, hablen!
Javier de Pablo es un traductor de francés e inglés. Su última traducción es El misterio del coraje. Su mail javierfr2002@yahoo.fr
Post a Comment