Sunday, April 23, 2006

Simone de Beauvoir: una introducción acrítica

En The Truants (1982), William Barrett recuerda que Simone de Beauvoir durante su viaje por Estados Unidos fingía entender el inglés, un idioma en el que no podía mantener un diálogo simple. Lo que no le impidió, después, cuando compuso sus abultadas memorias, abusar de la retórica de la autoridad y reproducir en su ilusoria integridad extensas conversaciones. Barrett se pregunta para qué cruzó el Atlántico la filósofa y novelista existencialista francesa, si una vez en París iba a reiterar un inventario de clichés que ya traía en el viaje de ida dentro de su valija. En "Mlle. Gulliver en Amérique", uno de los ensayos que forman On the Contrary (1962), Mary McCarthy había ofrecido una versión de Simone de Beauvoir desde el lugar de la mujer. Más cruel, menos general que el filósofo Barrett, más concreta, McCarthy había repertoriado todos aquellos lugares comunes parisinos. Hay que decir que ni Barrett, ni McCarthy están siquiera aludidos en Edward Fullbrook and Kate Fullbrook, Simone de Beauvoir: A Critical Introduction (Cambridge: Polity, 1998), una muy sumaria introducción que resume vida y pensamiento de la autora francesa mejor conocida del siglo XX.

Fullbrook & Fullbrook tampoco tienen tiempo ni paciencia con L'Amérique au jour le jour (el libro de Simone de Beauvoir sobre los Estados Unidos, publicado en 1954, al que curiosamente clasifican como "essay", y no como "memoirs", o "travelogue"). Es posible que estos profesores universitarios encuentren irritante la facilidad y felicidad de la filósofa (como toda maestra de secundario) para registrar y transmitir gossip. Pero Simone de Beauvoir: A Critical Introduction es la venganza de Angloamérica contra la filósofa de París. Aquí le devuelven con creces a Beauvoir cualquier incomprensión de la somera gramática de la lengua inglesa o de los difíciles matices sociales de los mataderos de Chicago. En una colección que se llama “Key Thinkers”, los Fullbrook emprenden una explicación completa, obra por obra. De ficción y de "teoría". Los autores evitan comentar los escritos autobiográficos y de viajes, que forman más de la mitad de los textos de una escritora a la que por otra parte ya habían dedicado un libro anterior, Jean-Paul Sartre and Simone de Beauvoir: The Remaking of a Twentieth Century Legend.

Libros como los que Daniel Balderston o Sylvia Molloy dedicaron a Jorge Luis Borges o Suzanne Jill Levine a Adolfo Bioy Casares, son tanto más peligrosos porque la mitad de los datos que contienen es muy correcta, y porque suponen que sus lectores van a desconocer las obviedades que registran. La comparación del caso de Simone de Beauvoir (y Sartre) con el de Biorges, según fusionaba los nombres el profesor de Yale y agente de la CIA Emir Rodríguez Monegal, no es caprichosa. La admiración universitaria europea y norteamericana por los argentinos era (es, sigue siendo) prolongada y extraordinaria, pero profundamente ahistórica. A la larga, Biorges se volvía indiscernible de Italo Calvino, de Juan José Arreola o Augusto Monterroso. El libro de los/las Fullbrook somete a la Beauvoir a ese tipo de disección sub specie aeternitatis. Los efectos de anacronismo son grotescos. Al hablar de Emmanuel Lévinas, lo confunden con el famoso pensador de la alteridad elogiado por Juan Pablo II en la década de 1990, pero ignoran qué hacía el filósofo judío 50 años antes, precisamente cuando Beauvoir se ocupaba de él. La bibliografía es enteramente anglófona, y parece ignorar por completo a las escritoras mujeres francesas con las que Beauvoir colaboró o debatió o a quienes promovió (y aun imitó), así como también está ausente cualquier referencia a aquellos movimientos de ideas franceses a los que Beauvoir alude permanente e irremediablemente. No falta en el catálogo, en cambio, ninguna tenured feminist. Entre ellas, conspicua, la doctora Elizabeth Fallaize, que les devolvió los elogios con una cálida recomendación en la contratapa.

Javier de Pablo

6 comments:

Anonymous said...

el de molloy es malo?

Anonymous said...

la nota tiene su calidad, aunque adolesce de información sobre otros temas tanto o más importante. por ejemplo, todo lo que ha dicho Foucault sobre el panóptico

Anonymous said...

y oyeron hablar de derrida y la realcion de Lacan-Sartre? no obvio, adolecen de eso también.

Anonymous said...

¿Foucault, Derrida, Lacan? ¡Por qué no se dejan de joder, siempre con la misma boludez!

Anonymous said...

boludez a lo màs grande que dio el siglo XX. Mhm, no lo creo roko.

Anonymous said...

¿Lo más grande del siglo? Por eso preferiría vivir en el XIX: Hegel, Marx... lástima que también existía el aristócrata sifilítico de Nietzsche.